Opinión 

Con Visión, Caminos Despejados

Por Humberto Famanía Ortega.-

Cuantas veces en el Caminar de nuestras vidas, deseamos hacer cosas que sean trascendentales para buscar una justificación de nuestra existencia para poder decir me siento satisfecho en la conducción de mi camino. Quienes hemos tenido la oportunidad de poder servir a la sociedad de una manera honesta y con emoción, el mínimo objetivo es encontrar el reconocimiento a la labor realizada, porque sirve como acicate para el logro de nuestras metas trazadas en el alguna actividad bien definida.

A veces somos muy mezquinos, nos conformamos con lo inmediato, reaccionamos ante lo que se nos presenta en ocasiones sin planear, nula reflexión, pero sobre todo sin mirar a largo plazo.  La vida es un camino nos han dicho repetidamente, sin embargo, en ocasiones lo recorremos sin precisar cuáles son  nuestra metas para saber que encontraremos al final. A veces me pregunto que sentimos cuando nos mueven como títeres ante circunstancias a los deseos y necesidades de quienes nos rodean. Todo esto lo analizo porque así nos pasa, sobre todo se da en quienes ostentan el poder de gobernar sin escrúpulos.

Algunos personajes del sector público, privado y social viven de la imagen, siempre tratando de presentar un rostro ficticio, mostrándose como los  buenos de la película y como los sacrificados, cuando en el fondo solo buscan reconocimiento, escondiendo así miedos y rencores no superados. Y hay quienes gritan y se ponen intransigentes, creyendo que así valen; y quienes 

adquieren objetos de lujo para demostrar que son personas de éxito. Ciertamente todos tenemos algo de estas características, el problema es cuando se exagera, cuando se convierten en prioridad.

Todo esto respetables lectores nos sucede porque no nos conocemos lo suficiente, porque no sabemos cómo canalizar nuestras emociones, las negamos las ocultamos. La verdad nos falta reflexión, requerimos un momento de silencio, necesitamos urgentemente aprender a estar a solos con nosotros mismos, ejercitarnos para irnos mirando internamente y conociendo, sin engaños y sin trampas. Debemos de reconocer que es doloroso algunas de las veces pero es cuando debemos de entrar en comunicación con nuestra conciencia pero si nos hacemos acompañar de Dios y le pedimos nos ayude a mirarnos como él nos ve, todo nos será más fácil.

Las experiencias que hemos tenido han sido similares, partiendo de un principio: que nadie es más ni menos que tú. En lo personal son grandes la vivencias que he tenido que por razones del destino me han sucedido sobre todo las que se refieren a mi formación, he sido bendecido por mis padres, familia, maestros y amigos que de alguna forma forman parte de mi existencia por la cauda de enseñanzas recibidas. Es importante tomar en cuenta, que para merecer es necesario dar y la mejor forma de comprobarlo es saber escuchar; existe una fórmula que nunca falla, porque si es así, podrás decidir, después planear y como consecuencia realizar todas aquellas metas y objetivos que te hayas trazado.

Hace cinco lustros aproximadamente, me entere de un taller cuyo título decía: Descubro el sentido de mi vida.  Leticia Coronado lo palmaba en un escrito con letras grandes una frase que decía: Dios y mi proyecto de vida. Cuyo objetivo señalaba cuatro puntos que hay que tomar en cuenta en lo más profundo de nuestro ser: Reconocer en que todos los seres humanos buscamos la felicidad plena para realizarnos. Reflexionar en que los bienes materiales no son suficientes ni tienen la capacidad, en sí mismos, de darnos la felicidad verdadera. Descubrir que solo en Dios podemos encontrar sentido pleno a las cosas y a nuestras vidas. Invitar a replantear nuestro proyecto de vida en Dios.

Bien en esta búsqueda de la verdad de dar sentido a la  propia vida, es decisiva, nuestra propia actitud interior ante el mundo, ante los actuales acontecimientos, ante las personas, ante ti mismo, ante Dios. Contra lo que muchas veces nos dicen, no existe un destino definido. Nosotros con nuestro actuar cotidiano somos los arquitectos del mismo. Es importante el dar sentido a nuestra vida, elaborando un plan que busque nuestra plenitud haciendo a un lado los egoísmos, recordando que nuestra prioridad se encuentra en la comunidad, trabajando para hacer un mundo mejor.

Para finalizar con esta opinión es necesario hacer un planeamiento de una manera honesta para que fructifique el garantizar la justificación de  nuestro propio destino. Podemos decidir un propio camino de permanecer pasivos, mirando pasar la vida y cayendo en una actitud rutinaria o quedarnos anclados en el pasado ya sea

Idealizándolo y afirmando que este era mejor o recordando situaciones negativas y tristes que nos lastimaron. Lo que es verdad que esta actitud no nos permite disfrutar el presente y mucho menos concebir el futuro con una actitud esperanzadora.

El otro camino es aceptar nuestra vida pasada, reconocer que las experiencias positivas y negativas, finalmente nos han fortalecido. Lo importante es tener la oportunidad de cerrar círculos, terminar con rencores y perdonar. Así de esta manera lanzarnos a mirar el futuro con esperanza.

-.Hacer un plan de vida positivo que incluya a Dios, ya que Él puede darle sentido a todo lo que hacemos, a todo lo que pasa.-

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