Urge Moral Pública
Por Humberto Famanía Ortega.-
Existe un nuevo estilo de vida que exige sensatez y madurez donde se crea un ambiente que abra espacios a la credibilidad y a la participación directa y activa de la ciudadanía; por eso que se está conformando un nuevo clima político que favorece a la consolidación de la democracia. La exigencia se transforma en una realidad esperanzadora y positiva que está dejando atrás conflictos estériles que ensombrecen la estabilidad en el desarrollo político. Por eso reitero que urge liderazgo, ya que su función consiste en elevar las aspiraciones de las personas y liberar sus energías para buscar que las cosas sucedan en bienestar creciente y armónico.
Cuando sobresalen los falsos redentores que todos los días predican la honestidad, unión familiar, moralidad y gritan a los cuatro vientos que son los padres de un cambio con rumbo, se les olvida que la mayoría de los vallarternses tenemos memoria histórica. De hecho conocemos y hemos seguido los pasos de estos vendedores de esperanza, lo único que han hecho es buscar su sobrevivencia personal, y su respaldo a las causas nobles del pueblo que está condicionada a los satisfactores personales que redunden en su propio beneficio.
Hoy en día la imagen de la función pública es confusa, el orden y la disciplina se están extinguiendo, las tradiciones y costumbres se están perdiendo. Mientras no se preste la atención debida a las opiniones divergentes y propuestas de alternativas a las soluciones comunes y la terquedad ocupe un lugar preponderante en la conducción de un pueblo, su futuro será siempre incierto. Eso sí, al pasar el tiempo la ciudadanía nunca perdonara a los causantes del infortunio. Teniendo en cuenta que el egoísmo, protagonismo, impunidad, deshonestidad está perjudicando a la función pública.
No provoquemos la ira del pueblo, porque el pueblo es sabio y después será más difícil controlarlo y los daños a nuestra comunidad serán irreversibles y de consecuencia funestas. Estamos seguros que con ideas que marquen rumbo, con voluntades convocadas hacia un nuevo proyecto, entonces sí; la población se solidarizara mediante un gran esfuerzo, aumentando la productividad y de esta manera podremos alcanzar un bienestar que conlleve estabilidad en nuestros propósitos. Es necesario comprender que las normas conforman un mundo de certidumbre moral e impiden que los individuos vivan en el caos y en la armonía.
Propongo que todos los vallartenses hagamos un pacto de honor, dejando la intriga, recelos y amarguras pasadas, transformémoslas en retos, coadyuvando todos en acciones con metas comunes. El respeto a las ideologías partidistas deberá de consolidar un frente, para seguir avanzando en el progreso de nuestra amada tierra de prodigio para estar en condiciones de seguir garantizando seguridad, paz y prosperidad en nuestras familias y naturalmente garantías para el aumento de la producción.
Hoy en día existe un ambiente en la que la opción al partido predilecto se da en un abanico de acciones inherentes a cada una de las plataformas partidistas. Legitimar una elección es el mayor orgullo que puede anhelar cualquier organización, ya que representa la confianza de los electores y ayuda de antemano a tener una autocrítica implacable para corregir errores y evitar a como dé lugar desviaciones que vengan en detrimento de la fortaleza adquirida por el sufragio emitido.
Hay que tomar en cuenta que en cualquier elección en el ejercicio de la democracia se gana o se pierde, pero cuando existe madurez y el objetivo es a fin, sin lugar a dudas todas los que pertenecemos a una comunidad tan pujante, saldremos avante en nuestros anhelos. El pluralismo es un recordatorio para todos los miembros de cualquier partido a trabajar intensamente y permanentemente a favor de las clases más desprotegidas estudiando programas viables en el desarrollo socio-económico y político, acordes a los tiempos actuales para avanzar con empeño y convicción a las soluciones de nuestros problemas.
Ahora con las nuevas reformas electorales ya existe la posibilidad de contender como candidatos independientes a un puesto de elección popular, anhelo de muchos mexicanos, todo esto por la lucha constante de la sociedad civil. Es la oportunidad para elegir a verdaderos líderes que se han ganado el respeto en sus comunidades por su trabajo, capacidad y entrega total a la población más vulnerable. Son los tiempos de crear conciencia en el poder servir sin distingos. Los grandes desafíos se convierten en grandes logros si se planean antes de comprometerse con el pueblo. Hago una reflexión a futuros contendientes independientes y de partido; la competencia política, cuando es limpia, equilibra emociones y da satisfactores comunes.
Por eso distinguidos y apreciados lectores, la moral pública deberá de ser el escudo, evitando siempre el desprestigio para nuestra bendita tierra en acciones inherentes al bienestar de nuestro pueblo, ya que nuestras raíces siempre han sido profundas en la integración familiar, respetando y sintiéndonos orgullosos de quienes nos dieron Patria y legaron una tierra fértil de grandes hombres y mujeres. Es tiempo de escoger con lupa a quienes pretenden gobernarnos, ya basta de nepotismos, amiguismos y aliados del contubernio.
Lo importante es que ahora inicia un verdadero cambio en nuestra sociedad como resultado de la desconfianza en los actores políticos. Al parecer hoy asistimos a una verdadera crisis provocada por la pérdida de la certidumbre, la cual no es más que una pérdida del sentido que guiaba y orientaba nuestra existencia. Urge pues una renovación moral, esto nos sugiere que en esta década, debemos de construir horizontes ambiciosos para este nuevo milenio que va iniciando, que nos permita diseñar estrategias que logren derribar por fin, el más infame de los muros que aún quedan en pie, como es de la negación de la dignidad humana.
-.Pues bien vallartenses bien nacidos, asumamos con orgullo nuestras raíces, demostremos nuestro valor ante la adversidad impulsando con fortaleza nuestras grandes ambiciones en torno a la grandeza de nuestra Patria, Estado y Municipio, mostrando siempre lucidez en las grandes decisiones.-