Desechar La Mentira
Por Humberto Famanía Ortega.-
Con la tranquilidad que me da mi familia y en mi hogar, tengo la oportunidad de analizar diversos temas de la vida, buscando soluciones a múltiples problemas que la agobian. Reflexiono respecto a quienes hacen que la economía tenga fluctuaciones tan severas que alcanzan notoriedad, me refiero a los lavadores de dinero ( producto proveniente de acciones ilícitas y de aquellos negocios que eluden y no pagan los impuestos correctos), estos se convierten en empresarios dudosos, a los pseudo políticos que lucran con el pueblo buscando beneficios particulares y el poder servir lo confunden con el poder de las injusticias, en fin una gama de personalidades que de alguna forma han afectado tremendamente la vida interna de nuestro País. Ante estas circunstancias, llego a la conclusión que la mentira es el concepto medular, que hace crecer aún más la desconfianza de todos los mexicanos.
Sin un esfuerzo planificado de nuestra parte como padres de familia, nuestros hijos elegirán por si mismos los valores que en su ignorancia de juventud los harán sentir bien. Lástima que algunas cosas que se sienten agradables al principio terminan produciendo profundas heridas en la vida de millones de nuestros jóvenes; drogas, alcohol, promiscuidad, etc. Cada quien debe de proteger a sus hijos de ésas desgracias, protección que sólo nosotros podemos darles, tal como Dios nos las otorga. Necesitamos no amargar a nuestras familias al contrario estimularlas para que la sociedad sea más fuerte y camine por el rumbo correcto hacia la prosperidad. Hago votos para que todos unidos logremos una Patria donde exista más generosidad, solo así buscaremos la tranquilidad, por lo tanto la Paz tanto deseada.
Analizando del porqué mentir ante un pueblo que de alguna forma tiene raíces muy profundas y su libertad la ganó con muchos sacrificios de hombres y mujeres que ofrendaron su vida por buscar justicia y democracia, a fin de consolidar un proyecto de Nación que garantizara la armonía y bienestar a todos los mexicanos. Pues bien, me pregunto: ¿Cómo vamos a enseñar a nuestros hijos a no mentir, si vivimos en un ambiente de desconfianza mutua, donde las simulaciones, pretextos, engaños y murmuraciones son algo normal, en donde aprendemos a callar, no por prudencia, sino por conveniencia y a hablar cuando nos beneficie, siempre que no nos comprometa, todo esto independiente de que sea verdad o mentira? Por consecuencia en una vida comunitaria así se aprende a fingir, es decir a MENTIR.
¿Que es mentir?: San Agustín dice: “La mentira consiste en decir falsedad con intención de engañar”. Naturalmente que analizando con profundidad este concepto, llegamos a concluir que mentir es decir o hacer contra la verdad, para quien tiene derecho a conocer la verdad, caiga en un error o crea lo que nos es cierto. Según el autor Mariel cuando hace una análisis de la mentira dice que hay muchas maneras de mentir: La vanagloria, que es la manera más tonta de mentir porque nadie me lo cree y sólo hago el ridículo. La hipocresía, aquí se aparenta una cosa y se es otra. El juicio temerario, se acepta como verdadera una conducta incorrecta o un defecto del prójimo, sin tener pruebas. Difamación, sin que exista ninguna necesidad se manifiesta los defectos de otros a personas que los ignoraban; aquí cabe hacer una acotación en lo que decía San Agustín, que aunque todo el que miente oculta la verdad, no todo el que oculta la verdad miente (hay casos que aunque se conozca la verdad no se puede ni se debe de decir). La calumnia, ésta surge diciendo cosas contra la verdad, se daña la reputación y el honor de otros y se propician los juicios falsos respecto a ellos; esto además es una falta de caridad y una injusticia. En fin, es muy importante recordar que la mentira consiste en presentar de manera intencional, con palabras o con hechos la realidad falsificada.
Recuerdo al padre Leo J. Trese en su libro la fé explicada que dice: si he calumniado, debo proclamar que me había equivocado radicalmente; si he murmurado, tengo que compensar mi detracción con alabanzas justas o moviendo a caridad; si he insultado, debo pedir disculpas, públicamente, si el insulto fue público; si he violado un secreto, debo reparar el daño causado del modo que puedo y tan de prisa como pueda. Continúa diciendo, todo esto debe de llevarnos a renovar la determinación sobre dos propósitos que, sin duda, hicimos tiempo a: no abrir la boca si no es para decir lo que estrictamente creemos ser cierto; nunca hablar del prójimo aunque digamos verdades sobre él, si no es para alabarle o, si tenemos que decir de él algo peyorativo, que lo hagamos obligados por una razón grave.
En la administración pública se da mucho la calumnia, envidia y encono, ésta hiere al prójimo donde más duele, en su reputación. Si a un hombre o mujer le robamos dinero, puede airarse o entristecerse, pero normalmente se rehará y ganará más dinero. Cuando manchamos su buen nombre, le robamos algo que todo el trabajo del mundo no le podrá devolver. Estos conceptos son muy importante para quienes se dedican de algún modo al servicio público pero también se da en otras actividades, debemos de cuidar siempre la integridad de las personas. Por eso la mejor manera de educar contra la mentira es hacer énfasis en la verdad. Para lograr crear confianza es indispensable fomentar amor y respeto entre todos. Donde hay un auténtico amor no cabe la mentira, porque nadie necesita defenderse de nada ni de engañar a nadie.
La mejor forma de hacer frente a la desconfianza es tener una familia con fortaleza que deseche nuevas costumbres e ideologías que se van infiltrando, como son: El materialismo, el consumismo y el interés “de sólo vivir el momento presente” y muchos otros errores que han hecho que el egoísmo en todas sus formas se instale como centro de la vida familiar. Los acontecimientos que han estado pasado en estos tiempos sobre todos lo concernientes a la inseguridad, impunidad y algunos actos de corrupción sin lugar a dudas son por la falta de valores y éstos a la vez conducen a la deslealtad a nuestras comunidades. El resultado es una extraña e inestable mezcla de ambición y fantasía de grandeza. Con demasiada frecuencia, esta mezcla estalla en nuestra propia cara, haciendo añicos lo que debió ser su más valiosa posesión, sus valores en todos los aspectos.
Hago votos porque esta nueva generación crezca y se eduque, tomando el camino de la verdad, bajo un esquema donde abunde la honestidad, llevando siempre como meta, el trabajo con capacidad, entusiasmo e inteligencia, y se dé una convivencia que permita a todos, la consolidación de un verdadero equipo que enfrente a las adversidades con entereza y con la guardia en alto. Y así de esta forma el producto al esfuerzo se vea reflejado en un equilibrio justo y equitativo, que lleve bienestar para todos, solo de esta manera mantendremos un pueblo vigoroso y participativo capaz de convertirse en activos de nuestro propio desarrollo. Por eso hablando de frente, siempre se dará confianza a los pobladores de ésta tierra que es México.
Para todos aquellos que nos consideramos cristianos es una urgencia impostergable que nuestra vida de FE se transforme en responsabilidad y creatividad ciudadanas. Que exista una nueva presencia organizada en la vida pública que permita construir ciudadanía, contribuir al bien común y mostrar que la FE puede ser vivida y proclamada respetando la diversidad de otros pensamientos.
-.ENCONTREMOS UNA FUENTE DE VALOR Y FORTALEZA QUE NOS IMPULSE HACIA LA ESPERANZA.-